En principio, se plantea que para lograr que el proceso de coaching sea altamente eficaz, debe estar apoyado en un amor sólido y profundo al aplicarlas en una familia, respetando los deseos y sueños de nuestros hijos, sin juzgarlos, debiendo romper nuestro paradigma que “siempre” tenemos todas las respuestas y que hacemos las cosas “por su bien”.
“Así como el coaching
empresarial o el coaching de vida, en el coaching para tus hijos todo tu trabajo como padre se enfoca y desarrolla a partir de lo que tu hijo sueña, de sus objetivos y metas para la vida”, dice la autora.
Para ello, es necesario saber motivar y aflorar en nuestros hijos el planteamiento de opciones y acciones para alcanzar sus metas, basados en realizarles “preguntas poderosas” (cuestionamiento inductivo), dándoles la oportunidad que ellos mismos encuentren las mejores respuestas. A través del coaching podemos descubrir tanto las habilidades, talentos y cualidades, así como aquellos comportamientos y actitudes que lo limitan negativamente, ayudándolos a focalizar el desarrollo de todo el potencial que poseen.
“Una pregunta bien formulada debe tener las siguientes características: está orientada a la acción, dirige la mente al futuro, pregunta qué, para qué o cómo pero nunca por qué, está orientada a la meta y contiene presuposiciones poderosas”, estas presuposiciones deben señalar que nuestro hijo es valioso y que cumplirá con éxito cada tarea que se propone.
Algunos ejemplos de preguntas poderosas que podemos ensayar con ellos son:
- ¿ Qué piensas de lo que acabas de hacer?
- ¿ Qué necesitas para tener tu cuarto ordenado?
- ¿ Qué harás después que hayas terminado tu tarea?
- ¿ Qué otras formas pueden haber para que te lleves bien con tus hermanos?
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